Conforme van conociéndose cada
vez más detalles de los programas de espionaje de EE UU y Reino Unido, se
revela hasta qué punto la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA, en
sus siglas en inglés) y el Cuartel General de Comunicaciones (GCHQ) británico
tienen acceso a las comunicaciones telefónicas y de datos globales y hasta qué
punto pueden obtener información de ellas.
En una entrevista a The Guardian,
al revelarse los primeros detalles del sistema, el exanalista de la NSA, Edward
Snowden afirmó: “Ustedes no pueden ni imaginarse de lo que es posible hacer. Es
espantoso hasta dónde llega su capacidad de actuar. Podemos intervenir ordenadores
y, en cuanto alguien entra en la red, identificar desde qué ordenador entra”.
Hay dos formas por las que la
inteligencia estadounidense obtiene datos.
La primera de ellas, Prisma, salió a la luz el
pasado 7 de junio. Según la documentación revelada por Edward Snowden, grandes
empresas de comunicación (Google, Facebook, Microsoft, Yahoo!, YouTube, Apple,
etc…), habrían ofrecido a los servicios secretos de EE UU una “puerta trasera”
a sus servidores para que estos obtuvieran datos personales de sus usuarios.
Washington, a cambio, cubría los gastos de la operación. Jueces especiales, en
juicios secretos, han dado autorización para llevar a cabo estas interceptaciones.
La documentación publicada sobre Prisma dejaba claro que los datos obtenidos a
través de la interceptación de servidores era solo parte de la captación de
información.
La segunda forma de obtener datos
se reveló el 10 de julio, cuando The Washington Post reveló que los agentes de
la NSA han tenido la capacidad de obtener datos no solo a través del sistema
revelado por Snowden sino también directamente de las líneas telefónicas y de
fibra óptica, un sistema con numerosos nombres en clave. En una diapositiva a
los agentes, se recomendaba “usar ambos métodos”.
Los analistas no creían que la
NSA fuese capaz de procesar la inmensa cantidad de datos que circulan cada
segundo por las redes globales. Pero el 31 de julio, The Guardian publicaba otra batería
de diapositivas sobre un sistema llamado XKeyscore.
Ese mecanismo, utilizando
metadatos ,quién, cuándo y dónde accede alguien a una cuenta o a quién envía un
mensaje , extrae, filtra y clasifica la información que cualquier usuario ponga
en correos electrónicos y conversaciones digitales, así como los historiales de
los navegadores de internet. Enormes cantidades de datos podrían así ser
filtradas, por nombre, número de teléfono o, incluso, por el idioma utilizado
en la navegación o en la conversación. Las revelaciones del diario británico
también señalaba que la NSA utilizaba ese sistema para clasificar datos por su
“nivel de interés”: los datos “interesantes” podrían permanecer en los
servidores hasta cinco años, mientras que el “ruido” se descartaba en menos 24
horas.
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