Después de realizar varias
pruebas, el avión de combate Joint Strike Fighter
–desarrollado por nueve países liderados por Estados
Unidos y su multinacional Lockheed Martin, ha
demostrado su capacidad de despegar verticalmente, como hasta
el momento sólo podían hacer los helicópteros y los aviones Harrier.
La prueba cumple uno de los
requisitos exigidos para el F-35B Lightning II,
aunque no se considera como una capacidad principal. El avión está realmente
pensado para despegar desde pistas muy cortas, como las de los buques anfibios LHD norteamericanos de la clase
Wasp.
La facultad de poder despegar
verticalmente (VTO, por sus
siglas en inglés) de estos aviones es una baza con la que cuenta para poder
operar en entornos en los que no le sería posible realizar un despegue corto.
En esos casos, el aparato puede ejecutar el despegue VTO con una cantidad
limitada de combustible.
Se han desarrollado tres
variantes del avión diferenciadas por las letras A, B y C. El F-35A, el más ligero y ágil de los
tres, está preparado para el despegue y el aterrizaje convencional (CTOL) en pistas habituales, y
con él se prevé sustituir a los aviones F-16 y A-10.