Si bien es verdad que la Defensa Nacional es la manera más
eficaz de proteger a toda una nación, debemos de recodar que existen a veces proyectos
armamentísticos millonarios que acabaron en nada.
Para iniciar, queremos empezar esta nota con uno de los
proyectos más recientes y costosos del mundo.
El caza F-35, y que tras las recientes críticas de Donald
Trump al programa de cazas de combate F-35, además de hacer caer las acciones
de Lockheed Martin en 3.500 millones de dólares, han fortalecido aún más las
dudas acerca de la viabilidad del proyecto armamentístico más caro de la
historia unos 400.000 millones de dólares, según estimaciones.
En su intención de reestructurar el programa, cuyo
"costo se ha salido de control", el presidente electo ya prometió que
"miles de millones de dólares pueden y serán ahorrados en compras
militares (y otras) después del 20 de enero".
Otro proyecto fue, el RAH-66 Comanche (9.800 millones de
dólares). Un proyecto que seguramente, los creadores de los primeros
helicópteros nunca llegaron a imaginarse que el desarrollo de estos aparatos de
EEUU podría alcanzar cifras equivalentes al presupuesto anual de países como
Bolivia, Uruguay o Estonia.
Los desarrolladores intentaron crear un helicóptero
de combate con tecnología 'stealth', pero ya para mediados de la década del
2000 quedó claro que los aviones no tripulados cumplían mejor con las tareas
para las cuales estaba siendo desarrollado el 'Comanche'. El programa quedó
inconcluso.
El Boeing YAL-1. Un
avión de combate experimental de EEUU con capacidad de destruir objetos a gran
distancia utilizando un potente láser. El objetivo principal de su desarrollo
era la creación de un sistema móvil capaz de localizar y neutralizar misiles
balísticos y de crucero.
Es difícil determinar la eficacia que podría haber tenido
esta arma. Rusia, por ejemplo, también ha estado desarrollando proyectos
similares. Lo que se sabe con certeza es que el programa estadounidense cerró
después de ser considerado demasiado costoso, tanto en desarrollo como en
explotación.
Por último,
presentamos el Expeditionary Fighting Vehicle ($3.000 millones). Un vehículo
que debió haberse convertido en un vehículo anfibio y estaba diseñado
especialmente para el desembarco del Cuerpo de Marines de EEUU. En general, el
EFV disponía de un destacable poder armamentístico, excelente protección y
buena velocidad. Su alto coste por unidad unos 25 millones de dólares, sumado a
numerosos fallos, hizo que el entonces secretario de Defensa de EEUU, Robert
Gates, cancelara el proyecto en enero del 2011, decantándose por su
alternativa: el Amphibious Combat Vehicle (ACV).
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